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¿Pampita Íntima?

  • Foto del escritor: Anónimo
    Anónimo
  • 25 sept 2018
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 11 nov 2018

Por David Arébalo.


La modelo comienza en octubre un programa de entrevistas mano a mano con sus invitados, que proponen desde su nombre estar en un clima de intimidad siendo exhibido por TV. ¿Es posible la intimidad en estos nuevos contextos?

Un breve análisis de una figura que ejemplifica las categorías que propone Paula Sibilia en su libro “La intimidad como espectáculo”.


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Ardohaín explicando sobre su separación de Vicuña en el programa Showmatch (2015).

Pampita es y no es Carolina Ardohaín, pues la top model construye un “Show del Yo” en televisión y redes sociales. Condesciende por momento, un pacto autobiográfico que combina con el Yo personaje (Pampita) y el Yo de la vida personal. Ella es su propia narradora, aunque no todo lo cuenta desde su propia voz. Dependiendo la circunstancia escoge la retroalimentación del rumor y chisme, que bien saben hacer los programas de la farándula argentina.


La modelo es imagen, está sostenida por la belleza de su rostro y cuerpo. No le hizo falta decir ni una palabra para llegar a desfilar en pasarela. Una fotografía publicitaria con su rostro en el aeropuerto de Punta del Este fue suficiente para que Pancho Dotto la convoque para su compañía de modelos. La fotografía no es la persona, es un referente de su existencia física en la que conforma un nuevo sentido. Nada sabía Pancho de Ardohain, solo se guió por un rostro para inferir la funcionalidad laboral que tendría. Pero la permanencia de la fama no es por su mera belleza; por el contrario, fue el discurso de la vida personal (propio y de los medios) la que la consagró en el star system argentino.


Dejarlo todo por un amor, casamiento, infidelidades, peleas, tiradas de pelo, escándalos en espacios públicos, conformación de una familia, dolores por pérdidas, terceros en discordia ¿son los componentes de cualquier culebrón de telenovela? Solo son macro enunciados de los relatos de no ficción que protagoniza Pampita, entre un Yo narrador y la “vida”. Cada vez en nuestra sociedad son más enaltecidas, veneradas y espectacularizadas. Pampita es un claro ejemplo de la “extimidad” de la que habla Paula Sibilia, es decir, se han roto las barreras del espacio público con la vida privada/íntima que conformó el siglo XX.


La separación de Carolina Ardohaín y Benjamín Vicuña fue polémica y escandalosa. En diciembre de 2015 sucedió el hecho, según Carolina encontró a su marido in fraganti en un motorhome de filmación con su compañera de El Hilo Rojo, Eugenia “La China” Suárez, a la cuál denominó “La puta de turno” desde mensajes que le enviaba a Jorge Rial. Su enunciación estaba mediada por el periodista de espectáculos, y allí Pampita rompió las fronteras de la espectacularización de un matrimonio feliz juntos a sus tres hijos, luego de atravesar el dolor de la pérdida de su hija mayor. Algo que siempre cuidó en cada una de sus tapas de la revista Gente, y negó en cada consulta periodística sobre las ¿supuestas? amantes de Vicuña. Pampita rompe la lógica de los medios de comunicación en la triada rumor/ espectacularización de los escándalos/ confirmación o desmentida de los protagonistas, cuando publica en la red social del pajarito imágenes de las cámaras de seguridad de su casa, en la que se ve a Vicuña compartir momentos en el hogar, días anteriores al episodio del motorhome. La imagen se mostraba con el mensaje “Yo no miento”, es decir, aparece la exposición de la intimidad como garante de verdad a la confirmación de que seguía la relación, y que Vicuña había sido infiel a quien es considerada una de las mujeres más linda de Argentina.


“Tuviste tantas amantes que me perdí” le dice Carolina a Benjamín en su hogar, sin saber que estaba siendo grabada con un teléfono celular. Hoy las tecnologías permiten a cualquiera ser un “intruso”, sin la necesidad de estar en América Tv ni tener grandes contactos para filtrar conversaciones, imágenes o videos que representan fragmentos de una enunciación íntima. A cualquiera le puede pasar, cualquiera puede ser objeto de divulgación de lo que jamás diríamos en público. “No hablo de esa persona, no digo nunca nada” porque Pampita en público dejó de hablar de la China Suárez, aunque siempre se genera morbo entre los seguidores de una y otra. Para opinar a favor o en contra. Una vez que la “extimidad” está en la esfera pública no se logra disuadir con tanta facilidad.

“Son la peor mierda de la tele” sentenció el 2 de julio la ex jurado de Showmatch al programa de espectáculo “Los Ángeles de la mañana”. Ese mismo día renuncia a su programa de magazine “Pampita Online” que tenía en Telefe. Dicen que está separada de Juan “Pico” Mónaco y que sale con Polito Pieres.


Pampita cambió su discurso y dejó de conceder entrevistas a los movileros. Dice que de los sentimientos no habla, que esa puerta se cerró. ¿Pero es posible que un personaje mediático no hable de su vida personal? Los rumores le otorgan mayor estrellato que cualquiera de sus declaraciones. Walter Benjamin señala que la información debe ser plausible, verosímil y verificable. Si a Pampita le sacan una foto con su nueva pareja, se espera su confirmación. No lo hace, porque el rumor garpa más.

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