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ESI para poder gritar bien fuerte: ¡Mi cuerpo es mío!

  • Foto del escritor: Florencia Calderon
    Florencia Calderon
  • 16 nov 2018
  • 2 Min. de lectura

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La ley de Educación Sexual Integral (ESI) se aprobó en el año 2006 y propone que todos los niños, niñas y adolescentes del país deben tener acceso, garantizado por el Estado, a la educación sexual. El objetivo de la misma es conocer el cuerpo propio, las relaciones interpersonales, la información y la propia sexualidad.


El contenido propuesto por dicha ley se encuentra organizado para ser enseñado en los tres niveles educativos. La ESI le permite a los ciudadanos interiorizarse y educarse para respetar la diversidad sexual, evitar cualquier tipo de discriminación y lograr de esta manera erradicar la desigualdad, la discriminación y la violencia.


En Argentina, según cifras del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación, cada día nacen siete bebés de madres menores de 15 años. El ejemplo es abrumador. No sólo por la cantidad de embarazos no deseados, sino también por la cantidad de enfermedades de transmisión sexual que se contagian a diario por desinformación.


Es importante que destaquemos la relevancia del acceso a la educación sexual para evitar la desinformación que pone en riesgo y estigmatiza a las personas.


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Extracto de comentario en Facebook

Más allá de que la ESI ha sido aprobada hace 12 años, la aplicación de la misma es prácticamente nula y esto es una violación al derecho de millones de chicos y chicas. Creer que una mujer solo puede quedar embarazada si está disfrutando del coito, reproduce la idea de que el placer no debe sentirse ya que se impone una limitación del acto sexual: que éste sólo tenga el objetivo de procrear. Se reproduce en el sentido común de la sociedad el estigma a una sexualidad libre y sana.


La no aplicación de dicha ley sostiene y reproduce la discriminación, la lesbofobia, la homofobia, la transfobia, la intolerancia y junto con esta, la ignorancia. La educación sexual no sólo sirve para prevenir un embarazo o diversas enfermedades, sino que permite aprender qué es acoso, qué es abuso, cuándo una relación es forzada, qué es la violencia de género, qué es el aborto y qué es la diversidad y la identidad sexual.


En la infancia y la adolescencia, la mayor cantidad de tiempo, se atraviesa en la escuela; es por esto que la institución educativa no solo debe tener en su currículo las asignaturas obligatorias, sino que también debe incluir la educación sexual.


Luego de una charla sobre la intimidad y el cuerpo en una escuela de Río Negro, una maestra de cuarto grado denunció que nueve niñas habían sido abusadas por otro maestro de grado. Entonces es muy importante lograr que cada niño, niña y adolescente tenga la posibilidad de acceder a toda la información que les permita conocerse. Conocerse a sí mismos para impedir, prevenir, reconocer y denunciar cualquier tipo de violencia sexual y psicológica.


La ESI no quiere imponer nada, sólo busca una mayor equidad, una mayor libertad sexual, autonomía, integridad y seguridad para que todos, todas y cada uno de nosotros adquiera información basada en el conocimiento científico. La ESI busca lograr la deconstrucción para la construcción de infancias más libres y menos desiguales, sin creencias, sin tabúes, sin estereotipos ni prejuicios.

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