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Porque puedo y quiero

  • Foto del escritor: Anónimo
    Anónimo
  • 13 abr 2020
  • 3 Min. de lectura

Por David Arebalo

La pandemia del Coronavirus arrasó con todo orden establecido de la vida posmoderna. Hoy nos plantea el desafío de pensar una sociedad totalmente distinta a la agonía consumista y acelerada que el siglo XXI presentó en estos primeros 20 años. Las formas de enfrentar dicha pandemia obligaron a la fuerte presencia de los Estados Nacionales a ejercer el rol central y protagónico para establecer nuevas reglas del juego. El Aislamiento Social Obligatorio que dispuso por Decreto de Necesidad y Urgencia el Presidente Alberto Fernández se prolonga en el tiempo y genera una parálisis casi total del sistema económico tal como lo conocíamos. Como sujetos enfrentamos una crisis de nuestros modos de vida, hay nuevas obligaciones y restricciones de"Lo que puedo" pero también nuevas formas de deseo y de su satisfacción "Lo que quiero".


“Lo que puedo” se configura en las relaciones sociales del poder, ya que siguiendo al intelectual Michel Foucault “el poder” debe ser entendido como un efecto y no como "algo" que "alguien" posee. Ya que el poder se ejerce y se establece en los individuos cuando se genera una normalización. Hoy nuestras formas de pensar, vivir y actuar en sociedad están totalmente limitadas a las cuatro paredes de nuestro domicilio y a una intensificación de la virtualidad de las redes sociales desde el pasado 19 de marzo: “Todos tienen que quedarse en su casa” fue la frase de Fernández para comunicar el inicio de la cuarentena.


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"estuve todo el día en ojotas con medias ¿Por qué? Porque puedo y quiero"

La eficacia de la medida que dispuso el Presidente de la Nación no tiene que ver con el pleno uso del aparato estatal, sino que es un efecto de las relaciones de poder que se establecen en la figura paternalista de Alberto Fernández, algo que lo llevó a obtener más del 90% de imagen positiva. El cuidado y la protección por parte de la figura presidencial se materializa perfectamente cuando por ejemplo el conductor de televisión “Marley” usó su cuenta de Twitter para publicar un video de Mirko, su hijo de dos años, realizando una “llamada” al Presidente de la Nación para pedirle que lo autorice a comer más golosinas que las que su padre le permite durante la cuarentena: “Hola Mirko!!! Decile a @marley_ok que te autorizo a comer hasta tres pastillas de menta y dos chocolates por día. A eso podes sumarle una golosina más. Lo único que no podes hacer es salir de tu casa.” Contestó Alberto Fernández de modo jocoso a la estrella de la pantalla chica. La regla de “me quedo en casa” logró tal magnitud que produjo acatamiento a las órdenes de gobernantes y especialistas de la salud. “Lo que puedo” es limitado a este nuevo orden de relaciones sociales para la gran mayoría de la sociedad que ve a las figuras represivas del Estado como una forma de cuidado de la ciudadanía y no se establece como amenaza a las “libertades individuales”.


Ahora “Lo que puedo” está segregado a un nuevo orden de normalización y eso produce que “lo que quería” sea desechado a la insatisfacción de los deseos subjetivos. Es así que nos exige pensar nuevas formas de “lo que quiero” que se adecúen a estas circunstancia. “lo que pinte” es la nueva forma de alivio de la psique ante un cambio radical de la vida en el que disponemos “24/7” del tiempo; exceptuando el “home office y los deberes escolares”. Cocinar elaboradamente, mirar muchas series, leer (o no), hacer actividades físicas, comer de más, jugar, disfrazarnos, hacer videos graciosos y estar en pijama todo el día o simplemente no hacer nada con nuestro tiempo hasta “que pinte” algo son validadas porque nuestro nuevo propósito como sujetos sociales es “quedarnos en casa” y evitar que la pandemia traiga el colapso del sistema sanitario y alce la tasa de mortalidad por su contagio. Ya no tenemos que ser productivos y construir valor de nuestra existencia.

"Porque quiero" es una satisfacción de un deseo inmediato sin exigencias externas.


“Porque quiero y puedo” no es solamente un chiste para las historias de la red social “Instagram” sino un modo de transitar el aislamiento social y encarar la vida dentro de nuestros claustros sin pretender una mirada catastrófica de la sociedad pero sin caer en un manual de autoayuda que busque ser felices y pasarla bien en la cuarentena, porque estar mal y “del orto” también es una posibilidad válida. “Porque quiero y puedo" es la posibilidad ilimitada de nuestra subjetividad enjaulada porque sabemos que ante la necesidad de poner un pie en la calle solo hay “un debo” como ciudadanos.


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