¿Por qué la mujer es inferior al hombre?
- Anónimo
- 10 may 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 13 feb 2019
Con la caída del feudalismo y el ascenso del nuevo sistema, el capitalista, las personas comenzaron a verse y pensarse desde otra perspectiva. Con la modernidad, aparece la emancipación del individuo, ahora es “libre” e “igual”, la razón comienza a gobernar las acciones humanas y entre otras cosas nos volvemos esclavos del tiempo.
El hombre se ve obligado a movilizarse a las grandes ciudades para dejar de ser campesino y convertirse en obrero, y junto a esto, el sistema lo obliga inconscientemente, para no caer en vicios, a formar una familia. El deber de llevar a diario la comida a su hogar le hace trabajar más y más. El obrero ahora tiene que aprender a gastar de manera responsable sus ingresos para garantizar la calidad de vida de sus seres queridos. La familia comienza a funcionar como un sistema de control, quien se encargará de asegurar que nada, ni nadie, perjudique el minucioso mecanismo de este nuevo modo de producción. Sólo así y de esta forma podrá perpetuarse el capitalismo. A cambio de representar al menos parcialmente los intereses de la clase obrera, se lo obliga al asalariado a trabajar sin interrupciones. Pero la mujer no tiene espacio acá.
La mujer no es funcional a la cadena de montaje que permite producir más en menos tiempo, ya que debe hacerse sin detenimiento. Es por esto que la mujer queda nuevamente excluida o al menos se la intenta excluir más. El modelo sociocultural tradicional sigue sosteniendo la polaridad entre hombres y mujeres. En oportunidades, la mujer siente el deber de renunciar a su vida laboral porque ella con una familia detrás, no puede garantizar la continuidad de la producción y se ve obligada a conformarse en este mundo patriarcal a ser una ama de casa. Una ama de casa que es en realidad, una trabajadora no asalariada. Ella termina asimilando y creyendo que lo hace sólo por amor.
En el sistema capitalista, ha habido una constante devaluación del trabajo de las mujeres y un incesante incremento en el valor del trabajo realizado por hombres. Esto justifica las desigualdades salariales por misma tarea y la indagación de intenciones o no de una futura maternidad. Fue de esta forma que se volvió legitima la valoración diferencial del trabajo.
La mujer no es inferior al hombre. El rol de la mujer no esta ligado al ámbito doméstico, ni a la obligación de ser madre, es una construcción social. Fue lo que nos hicieron creer durante todo este tiempo para que pueda seguir perpetuándose la acumulación infinita de capital, sin ausencias, sin embarazos, sin enfermedades, sin nada que posibilite la detención de este enorme mecanismo que enriquece a pasos agigantados a aquellos que más tienen.
Por Florencia Calderón

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